El valor no está en el tamaño de la vasija sino en la pureza de lo que contiene, el aceite.
Resaltamos los Versículos
4:2 Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite.
4:3 El le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas.
4:4 Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.
4:7 Vino ella luego, y lo contó al varón de DIOS, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede. AMÉN.
VASIJAS DISPUESTAS RECIBEN ACEITE:
Nuestro cuerpo es vasija, recipiente para guardar, y para ser usado por DIOS, y el aceite es tipología del ESPÍRITU SANTO, para consagrar, es una señal de compromiso y pacto, de DIOS hacia cada uno. Entendiendo estos significados de la vasija y el aceite, podemos entender lo que la SAGRADA ESCRITURA a través de éste pasaje nos quiere enseñar, que cuando la vasija está dispuesta y disponible para recibir el aceite, el aceite llena la vasija, pero cuando la vasija no está disponible, el aceite cesa.
INTERIORICEMOS:
Una mujer y sus hijos necesitan ayuda del Profeta Eliseo, estaban en manos de sus acreedores y no tenían como responder ante ellos, entonces el profeta la lleva a entender como salir de la circunstancia.
Aprendamos los dos pasos de la disponibilidad de LA VASIJA:
Conocimiento de lo que poseo: A la pregunta: "¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa", son dos frases que confrontan para llevar a la realidad que entrega la solución al problema, entendiendo que no es lo que otros hagan por nosotros lo que soluciona nuestro problema, es lo que conocemos que poseemos y lo declaramos, porque lo tenemos, lo que traerá la salida. Debemos tener conocimiento del valor que tiene lo que poseemos, porque es a partir de ello que saldremos de una circunstancia difícil. De lo que DIOS nos ha provisto, con eso mismo nos bendice. La mujer responde: "Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite". Conocer el valor con lo que contamos como herramienta para usar, nos permitirá poder utilizarlo sabiamente.
Conociendo lo que tienes sabes lo que te falta: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte. Es preciso entender que lo que nos falta por alcanzar, lo podemos ver hecho una realidad con la ayuda de los demás, unido a la comunión con DIOS, es por eso que el ser humano no debe estar aislado de las personas, porque en la comunión intima con DIOS somos nutridos, pero en el contacto con los demás, nos damos cuenta si estamos llenos o aún nos falta, por los demás vemos de lo que carecemos, aún nuestro cuerpo nos enseña de ello, si observas los dedos en tu mano, aunque están unidos, ninguno es igual al otro y ninguno es mejor que otro, pero si cada uno necesita de los otros, y unidos cumplen con el propósito de ser mano.
Las vasijas vacías que recibió ésta mujer, al ser unidas a la de ella, tuvo trabajo, echó en las otras vasijas, con sus hijos, del aceite que recibieron como milagro de DIOS y suplieron su necesidad y pasaron a la abundancia.
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