El Profeta de DIOS está llamado a velar y orar en todo momento para debilitar las actividades de los demonios, esa práctica de vigilancia continua (1 Pedro 5:8-9), nos lleva a no permitir que las artimañas de los demonios, sus redes y trampas, nos mantengan sitiados; ya que conocemos que el enfoque de actividad principal de los demonios, se concentra en afligir al profeta y no dejar que cumpla el Propósito Divino otorgado.
En Levítico 26:7-8 escrito está que los profetas por el poder de la palabra de DIOS, que es nuestra espada del ESPÍRITU, derribamos a los enemigos que se pongan delante de nosotros.
El velar es vigilar y debe estar acompañado de oración, es estar de guardia, atento para reconocer cualquier asechanza del enemigo, y sabemos que DIOS nos guarda, pero la comunión con DIOS al velar y orar, nos direcciona, fortalece, afirma, establece cosas grandes y ocultas que quiere entregarnos a los llamados al oficio de Profetas.(San Mateo 26:41).
El Profeta de DIOS se apasiona en la oración, está atento al direccionamiento de DIOS, e identifica que tiene un adversario que quiere hacer de continuo el mal. (1 Pedro 5:8-11).
Recordemos que como Profetas contamos con el sumo Sacerdote, JESUCRISTO, ÉL cual está a la derecha del PADRE y cumplirá la promesa de ser nuestro abogado mientras estemos en ésta tierra de los vivientes. (Hebreos 5:7-10; 1 Juan 2:1).
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